Desarrollo Económico 

Ensayo

Por Adrelly Fernández

El desarrollo económico es un proceso de transformación estructural que busca mejorar el sistema económico a largo plazo, de modo que todos los sectores productivos crezcan de manera equitativa y sostenible en el tiempo.


Esto debe verse reflejado en la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de un país y en el surgimiento de más oportunidades y mayor bienestar para las personas.

Para medir el desarrollo económico de forma adecuada, deben tomarse tanto parámetros cuantitativos como cualitativos y considerar la eficiencia en los procesos productivos, la atención de las necesidades de las personas y los efectos en el medio ambiente.

Algunos signos que indican la presencia del desarrollo económico en México, son:

  • Distribución de renta cada vez más igualitaria, sin importar el sector o región.
  • Inclusión de las personas, buscando que el crecimiento económico no deje a nadie atrás.
  • Disminución de los niveles de pobreza.
  • Incremento en el nivel de calidad de vida de la población.

¿Qué es el desarrollo económico y cómo ha evolucionado ese concepto a lo largo de los años? 

Se diría que su componente meramente económico es relativamente fácil de comprender. A buen seguro, la forma habitual de medir un crecimiento sostenido de la renta per cápita constituye una base conceptual y real sólida. Sería muy curioso describir el desarrollo económico en función de una disminución de la renta per cápita. Sin embargo, el incremento de este indicador, aunque necesario, no basta en modo alguno para hablar de desarrollo, ni siquiera de desarrollo económico.


Es lógico que la distribución de este incremento de renta entre la población se encuadre en el ámbito del desarrollo económico. Dos elementos esenciales de esta distribución son la desigualdad y la pobreza. Si la renta media se incrementa, pero también crece la desigualdad en su distribución, la perspectiva igualitaria calificará de negativo este último aspecto del desarrollo económico. Si también crece la pobreza, es decir, la cantidad de personas cuya renta se sitúa por debajo de un nivel aceptable, esto supondrá otra nota negativa, que contrastará con la creciente renta media a la hora de evaluar el desarrollo económico. Como es lógico, la verdadera repercusión que este tenga sobre la pobreza dependerá de la interacción entre renta media y desigualdad y de cuál de las dos fuerzas se imponga empíricamente. 



Sin embargo, identificar el desarrollo económico solo con la renta es una concepción demasiado restrictiva. Seguramente también sean relevantes otros aspectos del bienestar. Por ejemplo, la educación y la salud son elementos que van más allá de la renta. Constituyen por sí solos importantes indicadores del bienestar, aunque influyan en la renta y se vean influidos por ella. Un elevado nivel de renta puede proporcionar una población formada y sana, pero una población formada y sana también contribuye a un elevado nivel de renta. En consecuencia, cualquier evaluación del desarrollo, e incluso del desarrollo económico, tendrá que tener en cuenta una gama más amplia de medidas del bienestar, no solo la renta y su distribución. También son importantes la educación y la salud, así como su distribución entre la población.


La distribución no solo tiene que ver con la desigualdad entre individuos. También es esencial considerar la desigualdad entre grupos definidos por ciertos rasgos generales. La desigualdad de género socava el desarrollo económico, ya que prescinde del potencial de la mitad de la población. En consecuencia, hay que tratar de mejorar los indicadores de desigualdad de género, porque son importantes en sí mismos y también por las aportaciones que hacen al crecimiento económico y a la forma de afrontar la desigualdad económica. Del mismo modo, las desigualdades entre grupos étnicos y regionales avivan la tensión social e influyen en las condiciones que rodean la inversión, con lo que también afectan al crecimiento económico. Es difícil separar estas dimensiones en apariencia no económicas de las estrictamente económicas. En consecuencia, el desarrollo económico también está relacionado con una concepción más general del desarrollo.

Si nos fijamos solo en indicadores que miden los ingresos procedentes de las rentas del trabajo y del capital perdemos de vista la utilización de recursos que el mercado no valora adecuadamente. De ellos, el más importante es el medio ambiente, sobre todo teniendo en cuenta las emisiones de efecto invernadero y el cambio climático. El incremento de la renta nacional, tal como suele medirse, no incorpora el precio que tiene la pérdida de recursos medioambientales insustituibles de índole nacional, ni, en el caso del cambio climático, medidas irreversibles que generan riesgos catastróficos para nuestro planeta.

El desarrollo económico es un proceso complejo que implica el crecimiento sostenible de una sociedad en términos de su producción, ingresos y calidad de vida. Este fenómeno no se limita únicamente al aumento del Producto Interno Bruto (PIB), sino que abarca aspectos más amplios, como la equidad, la sostenibilidad ambiental y la mejora en las condiciones de vida de la población.

El crecimiento económico, si bien es fundamental, no garantiza automáticamente un desarrollo completo. Es esencial considerar la distribución equitativa de la riqueza y la reducción de las disparidades sociales. Un desarrollo económico exitoso debe abordar tanto las dimensiones cuantitativas como cualitativas de la mejora económica.

La inversión en capital humano, a través de la educación y la formación, desempeña un papel crucial en el desarrollo económico. Una fuerza laboral capacitada y educada no solo impulsa la productividad, sino que también fomenta la innovación y la adaptabilidad en un mundo en constante cambio.

Asimismo, el papel del gobierno es fundamental en la creación de un entorno propicio para el desarrollo económico. Políticas fiscales y monetarias adecuadas, así como la promoción de la inversión extranjera y el fomento de la iniciativa empresarial, son factores determinantes.

La sostenibilidad ambiental es un componente esencial del desarrollo económico a largo plazo. La explotación irresponsable de recursos naturales puede tener consecuencias negativas, por lo que es imperativo adoptar prácticas que equilibren el crecimiento económico con la conservación del medio ambiente.

En un contexto globalizado, la participación activa en el comercio internacional puede ser un catalizador para el desarrollo económico. Sin embargo, es crucial garantizar que esta participación se base en términos justos y beneficios equitativos para todas las partes involucradas.

En conclusión, el desarrollo económico va más allá del mero crecimiento numérico. Requiere una perspectiva integral que considere aspectos sociales, ambientales y culturales. La colaboración entre el sector público y privado, la inversión en capital humano y la búsqueda de un equilibrio sostenible son fundamentales para lograr un desarrollo económico genuino y duradero.


 



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